Hoy paseaba por el parque. Esos paseos lentos y largos que me ayudan a desconectar y a pensar y descubrir las pequeñas cosas que suceden alrededor y que aparecen sin más. Volvía a casa, y oí una voz suave que me preguntaba "¿lo puedo acariciar?" (a mi perro). Su nombre "Dolors". Observé su muñeca y llevaba una de esas pulseras que te ponen al ingresar en el hospital. Era una mirada lánguida y sensible. Era una voz agradable pero sin aliento. Me acerqué y escuché mientras me explicaba que su caniche se llamaba Rita. Hacía tiempo que no la veía, porque estaba ingresada en el hospital que hay cerca de mi casa. Con una voz esperanzada me decía que como ya estaba mejor podía salir a dar una vuelta. Hoy su familia no había podido ir a verla y había decidido salir sola. Era un relato nostálgico de algo más. Esa ternura sobrecogió la despedida "cuidate y recuperate pronto para estar con Rita" y me respondió "gracias por alegrarme la tarde"... Su andar lento, su voz casi sin fuerza y su mirada, me emocionaron...
Una mirada arrastrada
una voz susurrada
que pide esperanza
una mano que acompaña.
Paso sosegado
movimiento pausado
una calma dolida
soledad sentida.
Y tu me das las gracias.
2 comentaris:
Qué bonito...gracias por compartirlo.
Esas pequeñas cosas que nos emocionana y dan sentido al día ¿verdad?
un beso
verdad...
gracias por pasarte por aquí.
un beso
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